Hablar del deseo en el psicoanálisis es tocar uno de los temas fundamentales no para este paradigma de la psicología, sino para el ser humano.
El deseo es un tema fundamental en el psicoanálisis, ya que para esta corriente de pensamiento, gran parte de la vida psíquica humana está determinada por los impulsos y anhelos inconscientes que impulsan nuestra conducta y nuestras elecciones.
Desde la perspectiva psicoanalítica, el deseo no se limita a una simple necesidad o anhelo consciente, sino que también incluye los deseos reprimidos o rechazados que pueden manifestarse de manera indirecta a través de sueños, lapsus linguae y otros actos fallidos. En el psicoanálisis, se considera que la comprensión del deseo es esencial para la comprensión de la personalidad y el comportamiento humano, y se cree que el análisis y la exploración de los deseos inconscientes pueden ayudar a las personas a liberarse de patrones destructivos y a desarrollar una mayor conciencia de sí mismos.
Teniendo en cuenta la importancia de este tema para el la corriente psicoanalítica, hoy queremos profundizar en torno al deseo en el psicoanálisis.
El deseo en el psicoanálisis
El deseo en el psicoanálisis es un tema complejo y multifacético que se relaciona con muchos aspectos de la vida psíquica humana. Los postulados de los principales autores han enriquecido y complejizado nuestra comprensión del deseo, y han mostrado que este impulso está enraizado en nuestra biología, nuestra cultura y nuestras relaciones interpersonales desde una edad temprana.

A continuación exploraremos los postulados de los principales teóricos en torno al tema del deseo en el psicoanálisis.
El deseo según Freud
Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, desarrolló la teoría del deseo como un impulso instintivo y primitivo que nos impulsa a buscar la satisfacción de necesidades corporales y psicológicas. Según Freud, para el estudio del deseo en el psicoanálisis, es preciso tener en cuenta que el deseo se origina en el inconsciente y puede manifestarse de diversas formas, como fantasías, sueños, síntomas neuróticos o actos fallidos.
Freud creía que el deseo es una fuerza que impulsa nuestro comportamiento y que es la base de nuestra personalidad. En su teoría, el deseo se divide en dos categorías: el deseo de vida y el deseo de muerte. El deseo de vida se refiere al impulso de preservar la vida y de buscar la felicidad y la satisfacción en la vida. El deseo de muerte, por otro lado, se refiere al impulso de autodestrucción y de buscar la muerte.
Para Freud, el deseo se desarrolla a través de una serie de etapas de desarrollo psicosexual, que comienzan en la infancia y continúan hasta la edad adulta. Estas etapas incluyen la fase oral, la fase anal, la fase fálica y la fase de latencia, y están marcadas por la aparición de ciertos impulsos y deseos sexuales.

En la teoría freudiana, el deseo inconsciente puede manifestarse de diversas formas, como en los sueños, en los actos fallidos o en los síntomas neuróticos. La exploración de estos deseos reprimidos e inconscientes es fundamental en el psicoanálisis, ya que se cree que su liberación y comprensión pueden ayudar a las personas a superar sus conflictos psicológicos y a desarrollar una mayor conciencia de sí mismos
El deseo según Lacan
Jacques Lacan, uno de los discípulos más destacados de Freud, desarrolló una teoría del deseo que se diferencia de la teoría freudiana. Para Lacan, el deseo no es simplemente una necesidad de satisfacción, sino que está enraizado en nuestra relación con el lenguaje y la cultura, y se manifiesta en nuestra búsqueda constante de objetos de deseo simbólicos.
Según Lacan, para estudiar el tema del deseo en el psicoanálisis, es imperativo tener en cuenta que el deseo se origina en la falta y la incompletitud que experimentamos como seres humanos. Esta falta es inherente a nuestra existencia y está relacionada con la separación de la madre y la entrada en el mundo simbólico del lenguaje y la cultura. Para Lacan, el deseo está marcado por la búsqueda constante de objetos simbólicos que puedan llenar esa falta.
En la teoría lacaniana, el deseo es diferente de la necesidad, ya que la necesidad se refiere a algo que podemos satisfacer de manera directa, mientras que el deseo se relaciona con algo que siempre se escapa a nuestra comprensión y control. El deseo es un impulso que nos lleva a buscar algo que nunca podemos tener por completo, y que siempre está marcado por la falta.

Lacan también enfatiza la importancia del lenguaje y la cultura en la formación del deseo. Según él, el deseo no es simplemente una cuestión de instintos biológicos, sino que está enraizado en nuestra relación con el lenguaje y las normas culturales. El deseo se expresa a través del lenguaje y está marcado por los valores y normas de nuestra cultura.
En resumen, la teoría del deseo de Lacan se enfoca en la relación entre el deseo y la falta, y destaca la importancia del lenguaje y la cultura en la formación del deseo humano. La teoría lacaniana del deseo ha tenido un gran impacto en el campo del psicoanálisis y en otras áreas como la teoría literaria y la filosofía.
El deseo según Jung
Para hablar del deseo en el psicoanálisis, también es importante hablar de Carl Jung, otro importante teórico en el campo de la psicología y el psicoanálisis, quien desarrolló una teoría del deseo que se diferencia tanto de la teoría freudiana como de la lacaniana. Para Jung, el deseo se refiere a la necesidad innata de encontrar un equilibrio entre la conciencia y el inconsciente, y de realizar nuestro potencial humano máximo.
Según Jung, para hablar del deseo en el psicoanálisis, es preciso considerar que, el deseo se origina en el inconsciente colectivo, una capa profunda del inconsciente que alberga imágenes y símbolos universales que son compartidos por toda la humanidad. El deseo, por lo tanto, está ligado a estos arquetipos, que son patrones innatos de pensamiento y comportamiento que se transmiten de generación en generación.
Jung también enfatizó la importancia de la individuación en la teoría del deseo. La individuación se refiere al proceso de desarrollar una identidad única y completa a lo largo de la vida, y se considera una parte fundamental del desarrollo humano. Para Jung, el deseo es una fuerza que impulsa este proceso de individuación y de búsqueda de la totalidad.

En cuanto al tema del deseo en el psicoanálisis, también es preciso resaltar que, en la teoría junguiana del deseo, el desarrollo del individuo está marcado por una serie de etapas de la vida, cada una de las cuales está asociada con diferentes arquetipos y símbolos. Estas etapas incluyen la infancia, la juventud, la edad media y la vejez, y se caracterizan por diferentes tipos de deseos y aspiraciones.
En resumen, la teoría del deseo de Jung se enfoca en la búsqueda de la totalidad y la realización del potencial humano máximo, y destaca la importancia de los arquetipos y la individuación en el proceso del desarrollo humano. La teoría junguiana del deseo ha tenido un gran impacto en el campo de la psicología y el psicoanálisis, así como en otros campos como la literatura y la cultura popular.
El deseo según Melanie Klein
Para continuar con el tema del deseo en el psicoanálisis, ahora vamos a profundizar en torno a los postulados de Melanie Klein, que fue una psicoanalista británica que desarrolló una teoría del deseo que se centró en el desarrollo temprano del niño y su relación con la madre y el mundo exterior. Para Klein, el deseo se origina en las primeras experiencias de separación y pérdida que el niño experimenta en relación con la madre y se manifiesta en la búsqueda constante de objetos que puedan satisfacer esa falta.
Según Klein, para hablar del deseo en el psicoanálisis, es preciso tener presente que el deseo se desarrolla a través de una serie de etapas tempranas de la vida, que ella llamó las posiciones esquizo-paranoide y depresiva. En la posición esquizo-paranoide, el niño experimenta una sensación de fragmentación y desconfianza en relación con la madre y el mundo exterior. En esta etapa, el deseo se enfoca en objetos externos que pueden llenar esa falta y proporcionar una sensación de seguridad.

En la posición depresiva, el niño comienza a reconocer que su madre es un ser separado e independiente, y experimenta una sensación de pérdida y culpa por sus sentimientos hostiles hacia ella. En esta etapa, el deseo se enfoca en reparar la relación con la madre y recuperar la sensación de unidad y seguridad perdida.
Klein también enfatizó la importancia del juego en la teoría del deseo. Para ella, el juego es una forma en que el niño puede explorar y experimentar sus deseos y ansiedades en un entorno seguro y controlado. El juego también puede ser una forma en que el niño procesa y resuelve las experiencias traumáticas y las pérdidas tempranas que pueden afectar su desarrollo.
En resumen, la teoría del deseo de Melanie Klein se enfoca en el desarrollo temprano del niño y su relación con la madre y el mundo exterior, y destaca la importancia de las etapas tempranas del desarrollo y el juego en la formación del deseo humano. La teoría de Klein ha tenido un gran impacto en el campo de la psicología y el psicoanálisis, especialmente en el enfoque en el desarrollo temprano del niño y su influencia en el desarrollo posterior.
En conclusión en el cuanto al tema del deseo en el psicoanálisis, podemos decir que el deseo es un tema central en la teoría psicoanalítica, y ha sido abordado por varios de sus principales exponentes, como Freud, Lacan, Jung y Klein, entre otros. Cada uno de ellos ha desarrollado su propia teoría del deseo, basada en su experiencia clínica y su enfoque teórico particular.
Para Freud, el deseo se origina en el inconsciente y está impulsado por las pulsiones instintivas. Para Lacan, el deseo es una fuerza que impulsa la búsqueda de la identidad y la realización del potencial humano máximo, y está relacionado con la noción de falta y el lenguaje. Para Jung, el deseo se refiere a la búsqueda de la totalidad y la realización del potencial humano máximo, y está relacionado con los arquetipos y la individuación. Para Klein, el deseo se origina en las primeras experiencias de separación y pérdida que el niño experimenta en relación con la madre y se manifiesta en la búsqueda constante de objetos que puedan satisfacer esa falta.

Finalmente, en cuanto al deseo en el psicoanálisis, podemos decir que, a pesar de las diferencias entre estas teorías del deseo, todas destacan la importancia del deseo en la formación de la personalidad y en el desarrollo humano en general. El deseo es una fuerza impulsora que impulsa la exploración de nuestros instintos y necesidades, y que nos lleva a buscar objetos que puedan satisfacer esas necesidades. En última instancia, el deseo es una fuerza que nos impulsa a buscar la realización y la felicidad en nuestra vida.
A lo largo de su vida todas las personas pueden tener problemas con su deseo, y en este punto, es preciso aclarar que el deseo no se refiere solo al ámbito sexual, sino a la motivación fundamental para conectar con aquello que amamos o que nos genera satisfacción.
Ahora que ya sabes un poco más sobre el tema del deseo en el psicoanálisis, si tienes problemas de pérdida del deseo o de pérdida del sentido de la vida, escríbeme para que empecemos a trabajar en la recuperación de tu deseo, con el fin de que puedas tener una vida más plena y feliz.
Referencias bibliográficas sobre el deseo en el psicoanálisis
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Fecha de actualización: (27 Marzo 2023 KA)